25 agosto, 2017

Fisiología Sutil

Los siguientes conceptos relativos al cuerpo sutil se analizan someramente para explicar su significado relacionado con la práctica del Prânâyâma. 


PRÂNA 

Por el término sánscrito Prânâyâma, se conoce un extenso conjunto de técnicas para controlar el Prâna, concepto que significa a la vez energía y vida. Prâna es un término sánscrito para denominar la energía esencial del universo, y es concepto intraducible en toda su profundidad a nuestro idioma. Por otro lado Ayama significa controlar y expandir o alargar. De ahí nace el término para denominar el conjunto de técnicas de control de la respiración, Prânâyâma: control o expansión del Prâna, de la energía universal que recorre nuestro cuerpo. 

El Prâna se encuentra impregnando de vida, fuerza o actividad todo lo que de por si es inerte, inactivo. En la cultura científica, sus formas más conocidas son las distintas energías que contempla la ciencia: electricidad, magnetismo, energía atómica, etc. Sin embargo, tradicionalmente, el Prâna es el motor evolutivo que podemos encontrar en los cinco elementos de la naturaleza: tierra, agua, aire, luz y espacio vacío. Dada su gran variedad de manifestaciones, el Prâna podemos encontrarlo en todo aquello que nos proporciona fuerza y salud: luz solar, aire, agua y alimentos puros. Pero no solo en cosas concretas, también se halla en las emociones positivas (alegría, amor, serenidad), las acciones puras y el comportamiento correcto. El Prâna se halla íntimamente conectado con nuestros aspectos mental y espiritual. Por eso mismo, la concentración durante la ejecución de los ejercicios es fundamental.

Con todo, la fuente más importante del Prâna es la atmósfera. Por medio del Prânâyâma regulamos el Prâna en nuestro interior, a través de ciertos ejercicios respiratorios. De esta forma podemos influir en su adquisición del exterior y en su distribución dentro del cuerpo. 

El objetivo es doble: 1º cargarnos de energía vital que nos mejore la salud física, y 2º activar ciertas energías latentes en nuestro interior que nos puedan conectar con otra dimensión más profunda, con otra forma de “ver” la realidad. 

El Prâna dentro del cuerpo se divide a su vez en cinco categorías distintas (vayus, aires), dependiendo de sus funciones principales:

  1. Prâna Vayu, es la función de apropiación de energía y se asocia principalmente con la inspiración. Reside en el tórax. 
  2. Samana Vayu, es la función de asimilación de la energía; se asocia principalmente con los procesos digestivos. Reside en el vientre.
  3. Vyâna Vayu, es la función de distribución de la energía; se asocia con la circulación sanguínea y linfática, así como con el sistema nervioso. Se halla en todo el cuerpo. 
  4. Apâna Vayu, es la función de eliminación de la energía, asociada con la espiración y con todas las funciones excretoras del organismo. Reside en el ano.
  5. Udana Vayu, es la función de expresión de la la energía; se asocia con el habla y reside en la garganta. 

Distribución del Prâna


El funcionamiento equilibrado de Prâna y Apâna condiciona y asegura casi automáticamente el funcionamiento correcto de samana y vyâna. Pero, además, durante el Prânâyâma, se efectúa un esfuerzo especial para invertir la corriente de energía Apâna, por lo general dirigida hacia abajo, para atraerla hacia arriba y llevarla al encuentro de Prâna. Se considera que la unión de Prâna y Apâna proporciona resultados de particular importancia para la experiencia última del Yoga. 

NÂDÎS 

Según el Hatha Yoga, existen incontables canales sutiles o Nâdî en el cuerpo a través de los cuales Prâna puede entrar y salir. Hay muchos Nâdî, pero en el contexto del Prânâyâma solo se consideran los tres más importantes: Idâ, Pingalâ y Sushumnâ, que corren a lo largo de la columna vertebral. 

Sushumnâ corre en linea recta hacia arriba, por el interior de la columna vertebral, mientras que Idâ y Pingalâ cruzan de un lado a otro la columna varias veces (en algunas representaciones, como la de la figura, estas dos Nadî no se cruzan y corren paralelas a ambos lados de Sushumnâ). 

Idâ Nâdî pasa por la fosa nasal izquierda y representa la energía fría de la luna y el aspecto femenino del ser humano; Pingalâ pasa por la derecha y representa la energía caliente del sol y el aspecto masculino. 



Sistema de Nâdî


De forma ideal, Prâna fluye sin obstáculos a lo largo de todos estos canales, pero sólo cuando no están bloqueados por impurezas. Por lo general Prâna no puede alcanzar Suhumnâ y sólo fluye por Idâ y Pingalâ y, en muchos casos, con dificultad. Cuando Prâna y Apana, las energías masculina y femenina circulando por Idâ y Pingalâ, se unen gracias a la práctica del Prânâyâma, entonces Pranâ penetra en Sushumnâ y despierta a Kundalinî. 
El Sushumnâ o nâdî central se reconoce como el camino ideal para Prâna. Si Prâna fluye por este canal, se concentra tanto en el cuerpo que sus efectos se esparcen por todo el organismo de forma ideal. Cómo y dónde fluya Prâna en el organismo tiene una consecuencia directa para nuestro estado mental 

CHAKRAS 

Los Chakras, literalmente “ruedas” o “lotos”, son centros sutiles donde se condensa la energía primordial (Prâna). Aunque hay numerosos Chakras distribuidos por todo el cuerpo, siete son los principales, y se localizan a lo largo de la columna vertebral. 



Siete Chakras principales


  • Sahasrâra Chakra (loto de los mil pétalos), se localiza en la cima de la cabeza. Se trata de un centro psicoenergético de estructura luminosa compuesto de innumerables filamentos que se extienden hasta el infinito. Se corresponde con el nivel último de la realidad por un lado, y con el cerebro por otro. En Sahasrâra reside Shiva (purusha), la conciencia suprema. Cuando Shakti (Prâna o Kundalinî), la energía divina asciende a través de Sushumnâ, atravesando los demás Chakras y se une a Shiva, tiene lugar la iluminación, el samâdhi mas profundo.
  •  Âjñâ Chakra (loto del conocimiento), situado a la altura del entrecejo, detrás del hueso frontal. Funciona como órgano sutil encargado de transmitir y recibir comunicaciones telepáticas. Gracias a su actividad tiene lugar la clarividencia y otras facultades paranormales. Se denomina popularmente “tercer ojo”.
  • Vishuddha Chakra (loto de la pureza), se encuentra en la garganta, concretamente en la faringe y las cuerdas vocales; se conecta con el quinto elemento, el espacio vacío o âkâsha y, por tanto, con el sonido. Este Chakra controla Udana Vayu, especialmente a través de Ujjayi Prânâyâma.
  • Anâhata Chakra (loto del sonido místico), localizado en la zona del corazón y conocido también como hrid padma o hridaya kamala. Se asocia con el elemento aire; se conecta con las emociones y es preciso activarlo lo antes posible para evitar problemas físicos y emocionales que pueden surgir con la activación de los tres Chakras inferiores. Con su activación es posible oír el sonido místico denominado “Nâda”. 
  • Manipûra Chakra (loto de la ciudad de las joyas) o Nâbhi Chakra se localiza en el ombligo. Se asocia con el elemento del fuego y con el proceso digestivo a nivel físico. Se corresponde con el plexo solar. 
  • Svâdhishthâna Chakra (loto establecido en si mismo). Se localiza en los genitales, se asocia con el segundo elemento, el agua, y con el sentido del gusto. Más que ningún otro Chakra, éste se relaciona con el deseo y, especialmente, con el deseo sexual. 
  • Mûlâdhâra Chakra (loto raíz). Se localiza en la base de la columna y es el polo opuesto del loto de los mil pétalos. Si éste último representa la trascendencia, la omnipresencia divina y la liberación, el Mulâdhâra Chakra simboliza la inmanencia, la limitación física y las ataduras. Es la base y el soporte de los otros Chakras porque en él reside la energía divina denominada Kundalinî Shakti. 

KUNDALINΠ

En los Sistemas Tántricos, la energía divina (Shakti) se polariza en dos formas: una potencial o estática (denominada Kundalinî) y otra dinámica (denominada Prâna). Prâna es la responsable de mantener todos los procesos vitales, mientras que Kundalinî es la reserva ilimitada de energía que permanece enrollada en forma potencial en la base de la columna, en el Chakra inferior.


 Los tres Nâdî más importantes:
Idâ, Pingalâ y Sushumnâ


Tradicionalmente, se identifica a Kundalinî con el dinamismo, la fuerza evolutiva de la especie humana, aletargada en cada individuo. Es muy activa hasta la edad adulta, y luego se adormece, se hace latente. Por eso a Kundalinî se la representa en forma de serpiente, que simboliza la fuerza de la especie, situada en el Chakra Muladhara, debajo de los genitales. Esta serpiente se enrolla tres veces y media alrededor del linga, el signo de Shiva, el falo sagrado, encerrado en un triángulo con la punta hacia abajo, que simboliza el sexo femenino. Mas Kundalinî no es la sexualidad, ni el encuentro de los sexos, aunque está ligada a la sexualidad y se expresa a través de ella. El despertar y la activación de esta fuerza es uno de los elementos esenciales del Prânâyâma. 

Mediante la práctica constante, generalmente de años de esfuerzos, mediante el conocimiento y práctica de técnicas muy secretas, aplicadas bajo la vigilancia personal y continua de un guru, Kundalinî despierta y asciende por la columna vertebral, dirigiéndose al encuentro de la fuerza del individuo, del “yo real” (purusha) situado en la cima de la cabeza, en el Chakra Sahasrara. Cuando llega a su encuentro se produce un acontecimiento cósmico: el samâdhi más profundo. En todos los cuerpos yace dormida la misma energía, como un centro estático. 

En casos muy raros y aislados, Kundalinî puede despertar accidentalmente en forma espectacular y trasmutar todo el ser humano. Este despertar puede ser muy peligroso porque no es controlable por quien lo sufre. Muy diferente es su despertar parcial y progresivo, el cual no ofrece peligro para el que aplica las técnicas del Yoga. El que practica Prânâyâma no sólo asegura el control de las energías pránicas que penetran en él, se hace capaz de acumularlas y dirigirlas a voluntad, sino que puede beneficiarse de este dinamismo evolutivo y desarrollar su “creatividad” real. 


Kundalinî es un concepto que está rodeado de mucho misterio y superstición. Una interpretación más racional sobre Kundalinî identifica esta fuerza con la ignorancia esencial (avidyâ) que reside en todo ser humano. Más que una fuerza cósmica a desarrollar, se trataría entonces del principal obstáculo psicológico residente en nuestro interior y que podemos eliminar dirigiendo Prâna a su encuentro. En este caso, es Prâna la energía que penetra en Sushumnâ, la que “quema” la ignorancia, eliminando los obstáculos que impiden su libre circulación a través del Nâdî central. De esta forma, el momento en que se quema Kundalinî es el mismo en que avidyâ deja de existir. Entonces Prâna puede entrar en Sushumnâ y lentamente moverse hacia arriba, hacia el encuentro con purusha, profundizando el samâdhi. En muchos casos, Prâna elimina a Kundalinî poco a poco y aunque puede circular por Sushumnâ, lo hace con dificultad debido a los bloqueos que aún existen. Esto significa que la mente oscila entre estados como dhyâna y samâdhi regresando de nuevo a estados de distracción.

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José Antonio Offroy, Profesor de Yoga.
Autor y administrador de Yogadarshana, Yoga y Meditación