29 diciembre, 2017

El Gayatri

 por Raimon Panikkar
Traducción y notas: Daniel López Salort



Tat savitur varenyan
 bhargo devasya dhimahi dhiyo yo nah pracodayat
 Om


Meditamos sobre el glorioso esplendor del divino Vivificador
 ¡Puede Él mismo iluminar nuestras mentes!

 Rig Veda III, 62,10 (1) 

"No hay nada más exaltado que el Gayatri". Es el mantra más renombrado de los Vedas. Está dirigido al divino dador de vida como Dios supremo, simbolizado en Savitri, el Sol. Por esta razón el orante también es llamado Savitri. Es recitado diariamente al amanecer y en el crepúsculo, usualmente en el momento del baño ritual. Este mantra deriva su nombre de la métrica en que fue escrito, siendo el Gayatri una metáfora poética védica de veinticuatro sílabas, de la que fue autor de acuerdo a la tradición el sabio Vishvamitra. 

Para comprender la relevancia de este texto sagrado debemos recordar la importancia de un mantra, especialmente en el período védico, aunque el mantra es un fenómeno humano primordial que es encontrado prácticamente en todas las tradiciones religiosas.
Los mantras no son fórmulas básicas, no son meramente oraciones lógicas; ellos conectan, de un modo muy especial, los aspectos objetivos y subjetivos de la realidad. Un ejemplo simple se da frecuentemente para ilustrar esta función.
Un rey pide a su ministro, quien está avanzado en la vida espiritual y práctica japa (por ejemplo, la recitación de mantras), le enseñe su mantra. El ministro se rehusa, pero el rey insiste. El ministro le habla a un escudero, que está ahí, para que aprese al rey, pero a pesar de sus repetidas órdenes el escudero no se mueve. Finalmente, el enfurecido rey le dice a su escudero que agarre al ministro, y el muchacho lo hace inmediatamente. El ministro rompe a reír y le explica al rey: nuestras órdenes fueron las mismas, y también el receptor, aunque en un caso la orden no fue cumplida y en el otro sí. En el caso de un mantra todo depende de la preparación espiritual y la autoridad de quien lo dice.
La palabra "mantra" significa que ha sido pensada, conocida o que fue privadamente transmitida – incluso secretamente por iniciación (diksa)-, y que posee el poder de liberar. Es un discurso sagrado, fórmula sacrificial, consejo eficiente. El Brhadaranyaka Upanisad explica cómo el mundo deviene al ser por la unión de la Mente (manas) con la Palabra (vac). El mantra no es ni un mero sonido ni pura magia. 

Las palabras no tienen solamente un sonido sino también un significado, el cual no es evidente para todos aquellos que simplemente escuchan el sonido. Vivir la palabra tiene, además, un poder que trasciende el plano puramente mental. Para adquirir esta energía de la palabra uno tiene que comprender no solamente el significado sino también su mensaje, o sus vibraciones; algunas veces ellas son llamadas para acentuar la ligazón con el sonido mismo.
Fe, comprensión y articulación física, tanto como la continuidad física (el mantra tiene que ser transmitido por un maestro), son requisitos esenciales para un auténtico mantra. Cada palabra nos une con la fuente de todas las palabras. El último rasgo de la palabra, Shabda Brahman, es un concepto fundamental en la espiritualidad india. 


"Hay en el día sereno y claro, en el día del cielo, una hora en que el tiempo parece, como río en un lago, detenerse y reflejar la infinita hondura de la eternidad. Es como si el tiempo se abriera poniendo al descubierto sus entrañas. Y esa hora es la hora que sigue al ocaso, cuando la luz se derrite en la sombra, el celaje es como de plata encendida y el paisaje pierde su masa y se hace como cortina que cuelga del cielo".
Inquietudes y meditaciones. Miguel de Unamuno. Edición A.Aguado, Madrid, 1957, p.226. 


Varios himnos del Atharva Veda aluden a la privilegiada posición ocupada por el mantra Gayatri. Cuando el poeta intenta definir el Primer Principio, el Absoluto, y localizar el "No Nacido", dice, para darnos una noción de su inaccesibilidad, que él es: 

Más sublime aun que el sublime Gayatri, 
 Más allá el Inmortal, dio el gran paso. 
 ¿Dónde estaba entonces el No Nacido? 
Esto aun los conocedores de la ciencia védica no pueden decirlo. 

En otro himno, compuesto en honor de Rohita, el Sol, que también alaba la grandeza de un rey terrenal, el poeta describe los súbditos del rey convocados al alba para ofrecer el sacrificio, y los retrata aguardando la aparición del Sol naciente, llamado en este pasaje el "Ternero Leonado", y su "madre" el Alba, aquí identificada con el Gayatri: 

Tu gente, descendiente del Fervor sagrado, 
Han venido en la vigilia del Ternero y del Gayatri. 
Pueden estar en tu presencia con intenciones de paz, 
Precedidos por el Ternero Leonado y su madre. 

De modo similar otro verso llama al Gayatri "Madre de los Vedas". 

El Gayatri no está necesariamente conectado con un sacrificio ritual; puede ser murmurado o repetido sin el acompañamiento de ofrecer ritual. Eso materializa un proceso de sublimación o interiorización, pero no siempre exitosamente. 

El Brhadaranyaka Upanisad da una explicación muy elaborada del Gayatri basada en una composición poética, tres pies de ocho sílabas: el primer pie está hecho de tres palabras: la tierra, los cielos espirituales, y el cielo físico (2), o más bien lo que hay entre ellos; el segundo pie está compuesto del triple conocimiento, que es la sabiduría de los tres Vedas; el tercer pie está compuesto de tres fuerzas vitales (prana o respiración interior, apana o respiración exterior, y vyana o respiración difusa, que juntos componen ocho sílabas). Todo esto dicho para introducir el cuarto pie, el que precisamente es hecho invisible en y a través del Gayatri, Savitri, el Sol "bajo los cielos oscuros". A través de un proceso interior realizado por recitar el Gayatri, donde la percepción de la totalidad de la recepción está reflejada y además gobernada en el Hombre, este microcosmos, el espejo de la realidad total. 





"Si él, el conocedor del Gayatri, recibe estos tres mundos con sus complejidades, solamente estará recibiendo el primer pie del Gayatri. Si él recibe todo esto se le otorga el triple conocimiento (de los Vedas), y solamente estará recibiendo el segundo pie. Si él recibe todas estas vidas y respiraciones, solamente estará recibiendo el tercer pie. Pero el cuarto, el pie aparentemente visible bajo aquellos cielos oscuros, aquel (cielo) que brilla no es obtenible por nadie después de todo. ¿Cómo podría alguien recibir tanto?
Salutación al Gayatri: Oh Gayatri, tú eres el del pie único, el de dos pies, el de tres pies, el de cuatro pies. Aunque tú eres sin pies, porque no vas a pie. Te saludamos, el cuarto pie, el claramente visible pie, bajo los cielos oscuros". 
Además, como importante comentario del Gayatri dice: "El Gayatri, verdaderamente, es la totalidad del universo, tal como ha devenido en ser. Y la Palabra, verdaderamente, es Gayatri, porque la palabra canta y protege todo este universo que ha devenido en ser". 

El Maitri Upanisad también da un relato del Gayatri, explicando su simbolismo verso por verso: 

Este glorioso esplendor de Savitri: el Sol en los cielos es ciertamente Savitri. Él es a quien se ora por el que ansía el Sí Mismo. Esto es así afirmado por aquellos que revelan el conocimiento de Brahman para nosotros. 
Podemos meditar sobre el divino Vivificador. Savitri ciertamente es Dios. Por lo tanto medito en lo que es llamado su esplendor. Esto es así afirmado por aquellos que revelan el conocimiento de Brahman para nosotros. 
Puede Él mismo iluminar nuestras mentes: la Mente ciertamente es inteligencia. Él puede respirar dentro nuestro. Esto es así afirmado por aquellos que revelan el conocimiento de Brahman para nosotros. 

El mismo Upanisad nos introduce al Savitri recitando el siguiente himno: 

El cisne, el pájaro de color dorado, 
Perdurando tanto en el corazón y en el Sol, 
El somorgujo de gloriosa luz 
A quien nosotros sacrificamos en este fuego. 

El orante estaría próximo a nada o meramente la expresión de nuestros deseos a una mediación más poderosa a la que conocemos ya, si ello no consiste en esta asunción y realización, deviniendo la totalidad de la realidad; ello es un resumen, una recapitulación, de todo lo que hay en la mente y en el corazón, y también en el cuerpo del adorador. Orar es participar de la sístole y la diástole de la totalidad del universo. 

"Lo que el Gayatri es, verdaderamente lo es la Tierra también, porque lo que está sobre la Tierra es este universo establecido, no se extiende más allá. Lo que la Tierra es, verdaderamente el cuerpo en el hombre lo es también, porque estas respiraciones vitales están establecidas, no se extienden más allá. Lo que el cuerpo del hombre es, verdaderamente en el corazón del hombre está, porque estas respiraciones están establecidas, no se extienden más allá. El Gayatri tiene cuatro pies y es séxtuple. Sobre esto un verso del Rig Veda dice: ‘Tal es la medida de su grandeza, pero más grande aun es el hombre’. Todos los seres forman un cuarto de él, tres cuartos, lo inmortal en el cielo. Lo que es llamado Brahman, verdaderamente en el espacio fuera del hombre también está; lo que el espacio fuera del hombre está, verdaderamente en el espacio dentro del hombre también lo está; lo que el espacio dentro del hombre es, verdaderamente dentro del corazón también es. Esto es el todo, lo que no cambia. Quienquiera que conozca esto obtiene buena fortuna, lo íntegro e incambiable". 

Una de las palabras fundamentales para el acto fundamental de la plegaria es concentración, y deberíamos comprenderla del modo más preciso. El hombre de la plegaria, en y a través de su concentración espiritual, concentra realmente más y más partes de la realidad; condensa, como si fueran los destellos menos concentrados del universo que flotan en su derredor, y los reduce así a su esencia. Puede hacerlo porque ha encontrado el centro de la realidad, que le permite verdaderamente concentrarse, esto es, enfocar sus mundos en un solo centro único. Esto puede ser realizado cuando los tres centros, el de la realidad exterior, el de la realidad interior, y el del hombre mismo, coinciden. El resultado es armonía y paz. La oración verdadera es siempre un acto que abraza, todo en uno, lo Divino, lo Humano, y lo Cósmico, esto es, Adhidaivika, Adhyatmika, y Adhibhautika. Esto es lo que los diferentes textos sobre el Gayatri han estado diciéndonos de diferentes maneras. 


"Oración, en su misma etimología, indica dirección hacia o relación. Procede de "orare", hablar, y el verbo recuerda a la boca, órgano de la locución. Una interpretación literal directa, por lo tanto, remite a diálogo verbal (...) No hay oración sin posible reciprocidad divino-humana. (...) Con razón, por lo tanto, ha podido afirmarse, lo mismo que de otras palabras fundamentales, que ahí radica la esencia de la religiosidad.
La oración actualiza o pugna por actualizar la relación divino-humana".
Filosofía de la religión. Sus problemas fundamentales. Luis Farré. Capítulo VI: Oración, Contemplación, Misticismo. Pgs. 372-373. Losada.Bs.As.,1969. 


El Gayatri acompaña al hombre no sólo en su ronda diaria, sino también en los momentos más elevados de su vida. Forma una parte importante de la ceremonia de iniciación. De aquí en adelante, el joven, habiendo recibido el mantra de su maestro, tendrá el derecho de manifestar y por lo tanto de manifestar en el mundo espiritual que lo enlaza con todos los demás que rezan y adoran a Dios a través de las vividas palabras de su oración cósmica. 
Muchos Shastras han indicado el modo en que el Gayatri tiene que ser recitado. 
Cotidianamente, el estudiante de la ciencia sagrada debería levantarse al amanecer y recitar el Savitri (como el Gayatri es llamado frecuentemente) hasta que vea el Sol naciente, y al atardecer, sentado, recitarlo hasta que atrape la visión de las estrella emergentes. Otro Shastra agrega que mientras se enfrenta el Este en el crepúsculo de la mañana, y el Oeste en la tarde, uno puede controlar su respiración mientras recita el Savitri unas cien veces. Estos y otros preceptos tienden a armonizar el corazón y la mente de uno con los poderes cósmicos.
El Cántico del Gayatri al alba purifica los pecados de la noche previa, y la oración de la tarde del mantra purifica de los pecados cometidos durante el día (3).

El Gayatri es un completo símbolo de luz. Es ciertamente mucho más que la epifanía de la luz; es la luz en sí misma cuando la oración es una plegaria verdadera, asimilación e identificación con aquello que se está orando. Cada línea enfatiza un aspecto de la luz: el glorioso esplendor de lo último, su propia radiación interna, esto es, la luz no creada (línea 1); la luz creadora, el resplandor comunicativo del Sol creado, Savitri, la brillantez de Dios viviente que ilumina todo (línea 2); y, finalmente, la incidencia de esta luz divina en nuestro ser, y especialmente en nuestras mentes, haciéndonos refulgentes a nosotros mismos y transmisores de la misma refulgencia y convirtiéndonos en luz: luz desde la luz, esplendor desde el esplendor, singular unidad con la fuente de la luz, no una pesada identidad ontológica sino una cristalina identidad de luminosidad, totalmente transparente. 

Notas del Traductor:

La presente traducción ha sido realizada desde The Vedic Experience, de Himalayanaacademy. 

(1) Existen distintas traducciones y versiones del Gayatri aunque, obviamente, sin diferencias sustanciales. Por ejemplo, si tomáramos palabra por palabra, podríamos traducir como: 

Eso que brilla como el sol es la mejor elección, 
Destructor de pecados, divino, puedes embebernos, 
Luz que puede inspirarnos. 

Y también:

En la Gloria de Savitri, lo más excelente, 
En su divina radiancia, 
Déjanos meditar, 
Puedes inspirarnos
 Con tu Comprensión

En estos casos hemos tomado párrafos de The Great Science and Philosophy of Gayatri, de Shree Ram Sharma Acharya, Shanti Kunj, Hardwaar, Uttar Pradesh, India. 

(2) Aunque sea obvio debemos recordar que en la lengua inglesa hay una distancia muy grande entre heaven y sky, ya que el primero es el cielo paradísiaco, espiritual, mientras que el segundo es el cielo astronómico, físico, matices que en la traducción se pierden. 

(3) En muchas culturas el amanecer y el crepúsculo son momentos de importantes, por no decir de las principales oraciones. Las horas canónicas en el cristianismo medieval incluyen así las Laudes o Matutini, que es al rayar el alba y las vísperas, o las completas según lo casos, que coinciden con el crepúsculo. En la Tradición Cabalista Hebrea existe la Penumbra de la Paloma (la oración matutina) y la Penumbra del Cuervo (la oración vespertina). 

12 diciembre, 2017

La Espiritualidad en el Yoga

Por Prashant Iyengar

Existe algo eterno en nosotros, que no ha nacido, que no morirá, que no sufre ningún cambio, que no transmigra. Este Atman (sí-mismo) se describe bien en el segundo capítulo del Bhagavad Gita: “De él se dice que es inmanifiesto, impensable e invariable. Conócelo, pues, así, y deja de llorar.” (Bhagavad Gita 2.25).

Hay algo que se llama Atman que está dentro de nosotros: “Isvara (Dios) habita en el corazón de todos los seres, oh Arjuna, y por su misterioso poder los hace girar como si estuvieran en una rueda.” “Busca tu refugio solamente en Él, con todo tu corazón, oh Bharata. Por Su Gracia ganarás el asilo eterno de paz suprema.” (Bhagavad Gita 18.61-62).
Dios es inherente a nosotros. El principio trascendental es inherente. Y cuando Dios está en nosotros, esto es avatara rahasya (el secreto de la encarnación). Cuando Dios se manifiesta dentro de nosotros, todos los principios cósmicos están dentro de nosotros. Necesitamos reconocer que todos los principios cósmicos están dentro de nosotros. Los principios metafísicos están dentro de nosotros porque Dios se ha manifestado dentro de nosotros.

Cuando Dios se manifiesta dentro de nosotros es como un inquilino. Ishvarah sarva-bhutanam (el Dios de todos los seres), no reside simplemente; se mueve dentro de cada aspecto de nosotros.
Hemos de reconocer que existe algo dentro de nosotros que es eterno, trascendente. Dios vive en cada ser, junto con cada aspecto de las treinta y tres divinidades. Este inquilino es glorioso, no es solo carne, huesos y sangre sino mucho más. Tiene algo eterno y metafísico, algo inmutable, sin nacimiento ni muerte. No requiere de ningún alimento, de ninguna bebida; es inanimado y no requiere de ningún soporte externo.
“El uno lo considera una maravilla, otro habla de Él como de una maravilla; mas aún habiéndolo oído, nadie lo conoce.” (Bhagavad Gita  2.29).

Si leéis algunos libros de fisiología y de anatomía, ¿Qué os dirán?, que hay diferentes sistemas en el cuerpo, que hay células y neuronas, etc., ¿esto es lo único de lo está hecho el cuerpo? 
Un noventa por ciento del cerebro sigue sin ser explorado por la ciencia moderna. ¿Qué puede saber del ser humano?

Dios se puede definir mediante un paradigma científico. Si una persona tiene una mente científica, entonces lo explicará de acuerdo con ésta. Si es una persona emocional con una consciencia emocional religiosa emergente, será mas receptivo para comprender la definición dentro de un paradigma emocional. Incluso la lógica ha intentado explicar a Dios, probar la existencia de Dios. Si mira dentro del Nyaya Kusumanjali Udayanacharya, éste postula a Dios para las personas temporales por inferencia, porque una persona común no puede percibir a Dios. Como ve, no podemos tener un microscopio que pruebe que Dios está en cada partícula. Así, para la persona común, Dios se explica a través de la lógica, por inferencia. Un número de anumanas (inferencias) son dadas en el Nyaya Kusumanjali sobre los diferentes aspectos del ser humano y también cómo se puede probar a Dios a través de inferencias a las personas que son adversas al misticismo.

¿Qué es, pues, el Yoga? El Yoga es Yoga. No hay un Yoga físico y un Yoga espiritual. Si es exclusivamente físico, no será Yoga. El Yoga refiere a la totalidad; es una unión. Por ejemplo, una vez que consiga desenvolverse en la meditación, no habrá delimitaciones o diferencias entre los componentes físicos, mentales o espirituales. Es una condición unificada. Cuando decimos práctica física, nos referimos al cuerpo, para el cuerpo. Y si existiera algo que fuera una práctica espiritual querría decir desde el alma, para el alma. Pero el alma no necesita de nada; no tiene ni hambre ni sed. Tampoco es una práctica a través del alma porque el alma no hace nada: naiva kimcit karomiti, "No hago nada, piensa el hombre unido a lo divino que conoce la verdad". (Bhagavad Gita  BG 5.8).

Necesitamos saber lo que es una práctica espiritual y esto es una gran equivocación. No puede hacer nada para el alma, el alma no es la forma abreviada de nada, así que no hay nada que sea una práctica espiritual. El significado de adhyatma sadhana no es "práctica espiritual", sino más bien "algo hecho para la totalidad del ser de manera que el alma toma consciencia de sí misma". Adhi bhuta (la entidad perecedera), adhi-atma (el alma), adhi-daivika (el gran ser cósmico): todos tienen el prefijo adhi. 
La práctica física solo puede limpiar y despertar nuestra sutileza hacia esto. Es una forma de evolución. 
Qué podría significar para una persona que no tiene ninguna relación con el Ganges decir, "Trae un poco de agua del Ganges". ¿Cómo la traería? Cogería un recipiente, lo sumergiría en el Ganges y le traería el agua. Pero una persona que conozca el significado del Ganges haría lo mismo de manera muy diferente. 
El modo en que una persona efectúa su práctica de asanas o de pranayama es también un nivel de evolución. Si decido hacer asanas para mi cuerpo, las haré con la limitación de que son para mi salud y para el bienestar del cuerpo, es como coger agua del Ganges. Pero para una persona que ha despertado espiritualmente, una persona que tiene una conciencia espiritual y religiosa, que sabe lo que el Ganges es, de dónde proviene, el modo en que cogerá el agua de este río será completamente diferente. Es una evolución que acontece dentro de ustedes a través de su actitud en la práctica de asanas. 

Empecé a hacer asanas solo como una mera práctica física para el cuerpo. Pero cuando llegó el conocimiento, llegó también la realización, y el acto en su conjunto fue diferente. Puedo pedir a alguien: "Tráeme el Bhagavad Gita". Entonces irá a la librería, comprará una copia, la envolverá con papel y me la traerá. No sabe lo que es el Bhagavad Gita. Pero alguien que sí sabe lo que el Bhagavad Gita tendrá una manera diferente de adquirirlo y traérmelo. Lo que el Gita significa para él y lo que yo significo para esa persona es muy importante y decidirá el modus operandi de cómo lo estoy haciendo. Se refiere a qué implicación tenemos con respecto a lo que estamos haciendo; no son solo técnicas. La evolución a la que concedemos espacio en nuestra consciencia, determinará cómo continuamos implicándonos en nuestra práctica.



Lord Krishna



Yoga es el estado en el que el alma reside en su propia naturaleza.
El Yoga ha de facilitar svadhyaya (estudio del sí-mismo). Necesitamos adentrarnos en nosotros mismos y explorar, capa por capa, qué es nuestra mente, qué es nuestra psique, qué es nuestra consciencia. El Yoga en sí mismo es un viaje hacia el interior. Debe entrar en su casa, debe entrar en su habitación privada, debe ir al interior, si no, no es Yoga. 

He de ir a mi propia casa y explorarla aún siendo fea. El Yoga es un viaje al interior en el que explora su mente, su conocimiento, su consciencia, su conciencia. Mi casa puede estar sucia, pero a través de la tecnología yóguica no solo se purifica sino que se neutraliza. Un santo no se quejará nunca de su propia casa. Así, cuando practicamos Yoga tratamos de hacerlo en un estado libre de dualidad mental, que llamamos tathastha-vritti (mente equilibrada o literalmente, mente neutral). Con una mente neutral no descubriremos nunca nada sucio cuando exploramos nuestra propia casa. El santo no ve ningún vicio en el mundo a causa de su vaisnava drishti (aliento divino, emanación de Visnu), de su Brahma drishti (emanación de Brahma).

La Filosofía es parte del Yoga

No cabe duda que para solucionar y resolver los problemas fundamentales que el hombre se plantea, en primer lugar habrá que sentirse inclinado a reflexionar y amar la indagación filosófica. En cierto modo todos nos hacemos preguntas a cuestiones fundamentales, y todos buscamos la misma plenitud y libertad; sin embargo, muy pocos otorgan a esta búsqueda una prioridad de primer orden que nos haga comprometernos de forma asidua.

El adepto al Yoga conoce los beneficios de la práctica de asana (posturas) y pranayama (control de la respiración), sin embargo puede que descuide el aspecto filosófico que el sistema de Yoga incluye dentro de su enseñanza.




Podemos llegar al Yoga por diversos motivos de salud, de bienestar físico o mental, pero en última instancia, el Yoga es una vía de autoconocimiento en el sentido amplio de la palabra. Y el autoconocimiento implica indagación, investigación, una mente inquisitiva. El autoconocimiento no puede tener lugar sin una investigación e inquisición de naturaleza filosófica.

Existen varias razones por las que el adepto al Yoga no se inicia en este estudio de naturaleza filosófica:

  • Los profesores de Yoga no recibimos una formación completa e integral. En el mejor de casos la educación recibida en los cursos de formación se limita a leer de pasada uno o dos textos. Sin embargo no hay énfasis en la importancia que tiene la asimilación del mensaje ni en el detalle del estudio, y tampoco en la exigencia requerida al futuro profesor. Esto se traduce en que el profesor de Yoga no incluye en sus programas anuales una porción de su tiempo al estudio filosófico. Un estudio tradicional incluye la recitación de los textos en sánscrito y el estudio analítico y gramatical – palabra por palabra y verso por verso – de los textos. Esto no es una exageración, es lo normal en la Tradición, especialmente en el estudio de Vedanta. Esto requiere un profesor competente que conoce el método de enseñanza tradicional. ¿Cuántos profesores pueden enseñar de forma tradicional fuera de India?
    .
  • No se incluye ni se fomenta el estudio e investigación filosófica en los programas de certificación de profesores. No hay ni motivación ni estímulo porque simplemente no se comprueba ni se mide el grado de desarrollo y madurez de la compresión filosófica. Hay una excesiva preponderancia de la técnica y de la investigación “experiencial”. Así, el profesor que busca mayor nivel de certificación no tiene necesidad de preparar esta investigación. Los examinadores de cada nivel de certificación no lo van a solicitar. El resultado es que la certificación no es un mecanismo que establezca las bases de unos profesores preparados y cualificados, filosóficamente hablando. 

  • Es raro encontrar centros de aprendizaje y centros de Yoga que ofrezcan una educación integral y completa. Si una persona desea estudiar filosofía occidental tiene a su disposición bastantes recursos. Puede matricularse en numerosas universidades y programas. Hay muchos docentes y personas cualificadas. Sin embargo, si se quiere estudiar Filosofía del Yoga o Vedanta. ¿Dónde acude un estudiante o un profesor?
    Lo normal es acudir a instituciones de enseñanza en la India o a profesores o centros adscritos a esos centros de la India. Incluso una persona doctorada en Filosofía del Yoga o un académico versado en la materia no es garante de conocer bien el tema si no conoce la Tradición y no tiene contacto con un maestro tradicional. No se trata de una investigación meramente académica y que uno pueda estudiar con libros en una biblioteca. Se necesita la figura del maestro y el conocimiento del método de enseñanza.
    .
  • Hay númerosos prejuicios y creencias que otorgan a la investigación filosófica un objeto de estudio nebuloso y especulativo. Estas nociones injustificadas se traducen en el asentamiento de fuertes creencias en los alumnos y en los profesores, y tiene como consecuencia que se rechace o se descarte el estudio filosófico como algo que es parte del sistema. Si el Yoga solo estuviera centrado en la “experiencia”, ¿por qué hay decenas de libros clásicos dedicados a la materia? 

    En este sentido se siente el auge y la influencia excesiva de las ciencias experimentales y exactas, y las corrientes positivistas de los últimos siglos. Existen nociones y valores confusos sobre la experiencia y el conocimiento filosófico, sobre lo que puede proporcionar la “práctica” y la “experiencia”. Sobre los medios de conocimiento, los conceptos de “Filosofía” y “Ciencias” y sus objetos de estudio. Estas cuestiones no se van a resolver si no se analizan con detenimiento. 

    Por ejemplo, la clasificación Aristotélica de “Filosofía” parece haber caído en el olvido, pero recordemos que hasta el siglo XIV y sobre todo a partir del XVI no había diferenciación tan clara entre “Ciencia” y “Filosofía”. La Filosofía era idéntica a la Ciencia, abarcando todo el conjunto de conocimientos humanos, distribuidos en conformidad con la diversísima variedad de sus objetos. La filosofía se ocupaba de estudiar la realidad en su conjunto. 

    Si Aristóteles, Platón o Santo Tomás de Aquino observaran la distinción que hoy se hace se llevarían las manos a la cabeza. Se quedarían atónitos al ver a los estudiantes de Yoga justificando sus alegaciones de la “experiencia” sensible y la “vivencia” como el instrumento de conocimiento fiable y exacto. 

En resumen, estas razones impiden que el alumno o profesor puedan comenzar o avanzar en su investigación. Al igual que se hace un estudio detallado y pormenorizado de la técnica y de las soluciones terapéuticas, ¿no se debe hacer también un estudio con igual detalle y rigor de la Filosofía? Para el estudio de la técnica en asana y pranayama somos papistas, fundamentalistas y ortodoxos, y sin embargo en en el asunto filosófico predomina el desinterés, la falta de recursos y la anestesia. ¿Dónde está la integridad y la sinceridad en la búsqueda y presentación de esta gran enseñanza?

Fuente:
Artículo de Oscar Montero en su sitio web Vedanta Tradicional, el Yoga de la Objetividad.
http://oscarmontero.com


21 noviembre, 2017

En busca del verdadero Yoga

Por Ramiro A. Calle

Yoga: unión, enlace, fusión, vínculo, nexo, yugo, método, éxtasis, plenitud. 
El Yoga es el primer método de mejoramiento humano del Orbe, una técnica mental y espiritual, un viaje hacia lo más hondo y genuino de sí mismo, un procedimiento para convertirse en uno mismo. 
El Yoga es sadhana o adiestramiento psicofísico y, además, un solvente sistema de autodesarrollo y evolución consciente. 

¿Qué tiene que ver todo ello con el contorsionismo, el postureo, los burdos campeonatos de asanas, el alardear o envanecerse de la flexibilidad, el culto y apego al cuerpo, la afirmación compulsiva del ego y una ginmasia exótica con tintes de Hinduísmo? 
¿Qué tiene que ver con sobrenombres indios, pachulí y cánticos, impúdico orgullo "espiritual" , gurús narcisistas y ávidos, títulos, etiquetas, ropajes anaranjados o un pandemonium de términos devocionales que más abotargan que despiertan?. 
El Yoga es Yoga. Muchos le llaman Yoga a lo que no lo es, y otros no se lo llaman a lo que es. Por favor, los verdaderamente interesados en el Yoga, profundicen en el mismo. Lean, investiguen sin juicios ni prejuicios, sométanse a la propia experiencia e incorporen las enseñanzas a la vida diaria.




Cuando afirmo en mi "Autobiografía Espiritual" que el Yoga me lo dio todo, no exagero y con razón asevera Theos Bernard que si uno fracasa en el Yoga, el fracaso no es del Yoga, sino de uno mismo que no se ha aplicado a la práctica lo necesario. Lo creo de verdad: si los resultados no son los que uno ha buscado, es porque el entrenamiento ha sido insuficiente. Requerimos inquebrantable motivación y esfuerzo correcto. Esta es la clave. 
Uno mismo tiene que recorrer el camino que los Grandes nos indican.

18 octubre, 2017

Asana y Pranayama

Asana es el tercer escalón en la escalera de la práctica del Yoga. Si los Yamas y Niyamas son los fundamentos del Yoga, asana puede considerarse como el umbral. ‘Asana’ literalmente significa asiento. Aquí, ‘asiento’ no significa un cojín o cosa similar que se pone sobre el piso. Asana es una posición del cuerpo o la postura que este asume al comienzo de la práctica. Se llama ‘asiento’, porque es una postura sentado y no de pie. Aunque existen muchas posturas, solo hay un grupo de posturas que pueden ser tomadas como ayuda en meditación. Una postura sentada es asana, porque estar de pie y meditar puede conducir a una caída del cuerpo, y yacer acostado puede conducir a dormirse. La postura sentada, por tanto, es más conducente a la concentración de la mente. Que haya muchos otros asanas como Sirsha, Sarvanga, etc., no debe disuadirnos de escoger un asana de meditación.

El Hatha Yoga prescribe variadas posturas para diferentes propósitos. Esas asanas del Hatha Yoga están emparejadas con otras prácticas llamadas Bandhas, Mudras y Kiryas, además del Pranayana. Mientras que asana es una postura, Bandha es un seguro de los miembros del cuerpo, que se propone dirigir el Prana por un canal particular, concentrándolo en un lugar dado. Mudra es un símbolo. También significa un cierre o fijación de los miembros del cuerpo. Los dos tipos de Mudras son aquellos que cierran el Prana y los que significan un símbolo mediante un gesto. Kriya es un proceso de purificación de tal forma que el cuerpo esté listo para las asanas y las otras prácticas. El propósito es hacer al cuerpo saludable y, en lo posible, libre de inercia. Los principales Kriyas en Hatha Yoga son: Neti o limpieza de las fosas nasales; Basti o limpieza del colon; Dhauti o limpieza del estómago; Nauli o agitación del abdomen; Trataka o entrenamiento de los ojos mediante concentración y Kapalabhati o purificación del cerebro y el cráneo.

El cuerpo físico se caracteriza por inactividad, letargo, etc., lo cual da como resultado pereza y sueño, condición en la cual la meditación no puede sobrevenir. Los Bandhas, etc., liberan el cuerpo de Tamas, lo hacen flexible, fácilmente adaptable y saludable. Este es el efecto general producido por las asanas, Bandhas y Mudras. Son los ejercicios preliminares, y el Hatha Yoga es preparación para el Raja Yoga. En tanto que hay muchas asanas en Hatha Yoga, en Raja Yoga hay muy pocas y, finalmente, una sola asana. Esa asana final se denomina Dhyana-asana o postura meditativa.

¿Cómo ayuda la asana en meditación? En relación con esto debe traerse a la mente la relación entre el individuo y el universal. Hay una unión orgánica entre el individuo y su medioambiente, y el propósito del Yoga es despertar a la conciencia de esa armonía inherente. Esto se debe efectuar en etapas sucesivas. Cualquier cosa que uno sea y cualquier cosa que uno tenga, debe sintonizarse con el universal. En últimas, esto es Yoga. La condición del Yoga es cuando la individualidad personal se ajusta con el ser universal. El individuo comienza con el cuerpo, pero hay muchas cosas dentro del cuerpo, tal como las hay en el cosmos físico. Hay Prana, sentidos, mente, intelecto, etc., encerrados en el cuerpo. Todas estas cosas deben unirse gradualmente con el universal. La mente no puede sintonizarse cuando el cuerpo está sublevado. El Yoga requiere que todo en la personalidad se una con el universal.

Asana es el paso inicial en Yoga, donde la estructura corporal se pone en armonía con el cosmos. Cuando un individuo piensa en términos del ego, el cual es auto afirmación, con una actitud egoísta hacia las cosas del mundo, hay falta de armonía interna. Entre más generoso sea uno, más concuerda con la realidad, y entre más egoísta sea, más discordancia hay en la vida. El Yoga es un proceso sistematizado para establecer amistad permanente con la Naturaleza en todos sus niveles –físico, vital, mental, intelectual y espiritual-. Es amor y amistad, y no enemistad. Esto es Yoga. El sistema Yoga es una ciencia exacta que toma en consideración cada aspecto de la vida, en un lento proceso de desenvolvimiento. La manifestación más baja es la personalidad física o corporal.

La asana debe ser firme y cómoda. Debe ser constante y no causar molestia alguna. No debe hacer consciente al estudiante del cuerpo mediante tirantez, tensión, etc., debe ser una postura normal en la cual pueda sentarse por largo tiempo. El Yoga prescribe ciertos requerimientos mínimos en asana, aunque se deja gran libertad cuando se dice que sea firme y cómoda. Dentro de los límites de lo establecido, uno debe tener libertad en asana.



The British Museum: Pintura antigua en la que se representa diversas
prácticas ascéticas, Tapas (autodisciplinas o austeridades), Asana,
Pranayama y Dhyana. En las imágenes, puede verse cómo las cuentas de
Rudraksha formaban parte de dichas austeridades.



Simultáneamente con la práctica de las asanas, debe hacerse un esfuerzo hacia la regulación del Prana. Así, asana y pranayama van juntos. Hay una íntima relación entre la actividad del cuerpo físico y la del Prana. El Prana es la energía total que impregna todo el sistema físico y actúa como un medio entre el cuerpo y la mente. El Prana es más sutil que el cuerpo, pero más pesado que la mente. El Prana puede actuar, pero no puede pensar.

El Prana no es solamente la respiración, el proceso respiratorio –inhalación, exhalación y retención- por sí mismo no constituye el Prana, sin embargo es una indicación de que el Prana está actuando. No podemos ver el Prana. No es un objeto físico. Mas podemos inferir su existencia por el proceso de respiración. El aire es tomado y expulsado por la acción particular del Prana. Algunas personas sostienen que hay muchos Pranas y otros piensan que es uno. El Prana realmente es una sola energía, pero parece diverso cuando se observa desde sus diferentes funciones. Cuando exhalamos, el Prana opera en una de sus formas funcionales. Cuando inspiramos, funciona el Apana. El aliento entrante es el efecto de la actividad del Apana. El centro del Prana está en el corazón, el del Apana, en el ano.

Existe una tercera clase de función llamada Samana, la fuerza compensadora, su centro es el ombligo. Digiere el alimento creando fuego en el cuerpo, y también compensa las restantes funciones del sistema. La cuarta función del Prana se llama Udana. Su sitio es en la garganta. Da lugar al habla y, cuando llega la muerte, separa el Prana del cuerpo.
La quinta función se llama Vyana, una fuerza que impregna todo el cuerpo y mantiene la continuidad de la circulación de la sangre a través del sistema. Esta quíntuple función del Prana es su principal forma, pero también tiene muchas otras funciones, tales como eructar, abrir y cerrar los párpados, causar hambre, bostezar y alimentar el cuerpo. Cuando el Prana realiza esas cinco funciones secundarias, se les llama respectivamente, Naga, Kurma, Krikara, Devadatta y Dhananjaya. La esencia del Prana es actividad. El Prana hace al corazón latir, funcionar los pulmones, y al estómago secretar jugos. De ahí que la respiración y el funcionamiento de los pulmones, solo cesan con la muerte. El Prana nunca va a dormir, así como el corazón nunca deja de latir. El Prana se considera como el vigilante del cuerpo.

El Prana se caracteriza por la propiedad de rajas o impaciencia. Uno no lo puede mantener quieto, ni con esfuerzo. El cuerpo, cuya naturaleza es tamásica, se mueve por el Rajas del Prana. El Prana incita los sentidos a la actividad. A causa de su naturaleza rajásica, no permite ni al cuerpo, ni a la mente, permanecer en paz. Tal distracción definitivamente no es deseable. El Yoga requiere estabilidad y fijeza en Sattva. Así que algo debe hacerse con el Prana, pues de otra manera, se convertiría en un obstáculo para la tranquilidad interna.

El sistema Yoga ha desarrollado una técnica por la cual el Prana ayuda en la práctica del Yoga. Esta se denomina Pranayama. Como las asanas, los métodos del Pranayama en el Hatha Yoga, son muchos. Pero el Yoga de meditación no requiere que uno practique muchas formas de Pranayama. Así como hay un Dhyana-asana, hay um método de Pranayama por el cual purificar los nadis o canales nerviosos, y regular el Prana. El Prana tiene que ser purgado de toda la escoria de Rajas y Tamas.

El Prana corre por varios canales del sistema corporal. Está intensamente ocupado. Sus agitadas funciones perturban la mente y no le permiten a esta concentrarse en nada. El Rajas del Prana también estimula los sentidos e indirectamente el deseo. Cualquier intento por detener la actividad del Prana, equivale a matar el cuerpo. Se deben emplear un medio cuidadoso para reducir su actividad, para que se mueva suavemente, en vez de hacerlo con tirones y sacudidas. Cuando corremos una gran distancia, subimos escaleras, o nos ponemos furiosos, el Prana pierde su armonía y queda alterado. Está en tensión e inquieta a la persona. Así que el estudiante de Yoga no debe participar en actividad física excesiva causante de fatiga. Firme debe ser la postura al estar sentado, libre de emociones, y lenta la práctica del Pranayama. La respiración debe ser suave, de tal manera que no produzca ningún sonido. Uno no debe sentarse a practicar Pranayama en condición mental infeliz, porque una mente apenada crea una respiración arítmica. No se debe practicar Pranayama cuando uno tenga hambre, esté cansado o en un estado de perturbación emocional. Cuando todo está en calma, entonces se puede empezar el Pranayama. Hay que estar sentado en la postura Dhyanasana.

En las primeras etapas de Pranayama, no debe haber retención de la respiración, sino solo inhalación y exhalación profundas. El Prana tiene que aceptar las condiciones que se le van a imponer, de aquí que se deba evitar cualquier intento por practicar la retención. La respiración rápida que hacemos diariamente debe sustituirse por una respiración lenta, y en lugar de la respiración superficial, se debe practicar gradualmente la respiración profunda. Mentes agitadas respiran con flujo desigual. Las penas ocultas son a propósito para perturbar el Pranayama. Uno puede cumplir sus funciones, como ir a la oficina diariamente, y, sin embargo, tener la mente en calma. Pero otra persona puede no hacer nada, y estar muy nerviosa, acongojada y sumida en la tristeza. Se debe observar con cuidado, que la mente esté dócil para la práctica.

En la respiración para la salud, el pecho debe henchirse durante la inhalación. Sentimos alegría cuando respiramos con el pecho expandido al máximo. Para el mantenimiento de la buena salud, son esenciales inhalaciones profundas de aire fresco a diario. Es obligatorio estar al aire libre todos los días por no menos de dos horas. El Pranayama es un método no solo de armonizar la respiración, sino también los sentidos y la mente.

Siéntese en un habitación bien ventilada, y respire profundo. Entonces exhale despacio. Esta práctica debe continuar por algún tiempo, por ejemplo, un mes. Después se puede comenzar el Pranayama con respiraciones proporcionadas.

La técnica de respiración que en Yoga generalmente se denomina Pranayama se efectúa en dos etapas: Exhale despacio y profundo. Tape la fosa nasal derecha con el dedo pulgar derecho. Inhale despacio por la fosa nasal izquierda. Tape la fosa nasal izquierda con el dedo anular derecho y a la vez quite el pulgar derecho de la fosa nasal derecha. Exhale muy despacio por la fosa nasal derecha. 

Luego reverse el proceso comenzando con la inhalación a través de la fosa nasal derecha. Esta es la etapa intermedia del Pranayama sin retención de la respiración, y solo con inhalación y exhalación alternadas.

Esta práctica puede continuar por otro mes. En el tercer mes, puede comenzar el Pranayama más perfeccionado: Inhale como antes, a través de la fosa nasal izquierda. Retenga la respiración hasta que repita su Ishta Mantra una vez, y entonces exhale despacio. La proporción de inhalación, retención y exhalación, se supone que debe ser de 1:4:2. Si se toma un segundo para inhalar, serán cuatro segundos para retener, y dos segundos para exhalar. Generalmente la cuenta de esta proporción se hace con lo que se llama Matra, el cual es de unos 3 segundos, o el tiempo que se toma cantar OM tres veces, ni muy rápido, ni muy despacio. Inhale por un Matra, retenga por cuatro Matras y exhale por dos Matras. No debe haber prisa en incrementar el tiempo de retención. Que usted esté cómodo durante la retención o no lo esté, es lo que se debe tener en cuenta para la duración de la retención. No debe haber sentimiento de asfixia en la retención. La regla aplicable a la asana, también es válida para el Pranayama.
Sthira y Sukha, fácil y confortable, sin tirantez o dolor de ninguna clase, debe ser la práctica de la asana y el pranayama, la cual es un lento y gradual avance del proceso. La duración del Pranayama depende de la condición individual del cuerpo, del tipo de sadhana que efectúe, y de la clase de vida que uno lleve.

Todos estos son factores importantes que deben tomarse en consideración. La variedad normal de Pranayama en Yoga es la descrita arriba, y se denomina ‘Sukhapuraka’ (fácil de practicar). Los otros tipos de Pranayama, tales como Bhastrika, Sitali, etc., son solo auxiliares, y no esenciales para el Yoga de meditación.

Hay muchos detalles que se discuten en el Hatha Yoga, que atañen al Pranayama. Uno de ellos, por ejemplo, se refiere a que en la retención, es preferible hacer tres cierres (Bandhatraya), que son Mulabandha, Uddiyanabandha y Jalandharabandha. Pero todo esto no está directamente relacionado con el fin del Yoga. El Pranayama no es la meta del Yoga, sino solo un medio para llegar. En últimas, es la mente la que tiene que ser subyugada, y el Pranayama, etc., son los preparativos.
Cuando uno tiene cita con una autoridad elevada, debe superar muchos obstáculos, y debe satisfacer con sus credenciales a muchos niveles inferiores. De la misma forma, tenemos esos guardias del sistema corporal, los Pranas, que no se pueden eludir fácilmente. Se les debe dar su cuota. Debemos hacer algo con el cuerpo y los Pranas dándoles lo debido a su posición y función. Tenemos nuestros problemas sociales y también personales. Las situaciones sociales deben ser abordadas con la práctica de los Yamas, y las personales deben calmarse con los Niyamas. El Prana es un asunto netamente personal y su regulación es una precondición para una disciplina más elevada. No se debe intentar una etapa más alta a menos que la inferior haya sido atendida de manera apropiada. No hay saltos, sino un progreso gradual a través de cada una de las etapas, aunque una etapa pueda ser comparativamente insignificante. De esta manera, por la práctica del Pranayama, se prepara el fundamento para un ritmo del cuerpo, mente, nervios y sentidos. Realmente el Prana suena la alarma para despertar todo en el sistema. Cuando el Prana se activa, los poderes se despiertan.

Las diferenes escrituras de Yoga detallan los métodos del Pranayama con menor o mayor énfasis. El Hatha Yoga Pradipika, el más importante texto en Hatha Yoga, pone más énfasis en el Pranayama que en la práctica de las asanas. 

Lo que somos físicamente, depende mucho de cómo trabajan nuestros Pranas. Se da por hecho, que no tomemos nada que vaya a irritar el sistema nervioso. El Yoga prohibe todos los extremos en la práctica.

Los Pranas deben conservarse todo el año, en toda condición climática y estados mentales. Los textos también aconsejan gran cuidado a los practicantes de Yoga. El Prana no debe ser forzado a concentrarse en ninguna parte del cuerpo. Uno no debe concentrarse en ninguna parte del cuerpo por encima del cuello, especialmente en las primeras etapas. La concentración en partes de la cabeza dirige el Prana a ese sitio, el suministro de sangre se acelera en el área, y es entonces cuando, generalmente, las personas se quejan de dolor de cabeza, punzadas, y similares. No se debe frecuentar ninguna técnica meditativa sin una apropiada iniciación. 
Tampoco se debe tener la impresión de que uno puede sanar a otros pasando el Prana sobre sus cuerpos. Los principiantes no deben intentar esos métodos. Uno puede rogar a Dios por la salud o prosperidad de cualquier persona a quien uno le desee bienestar, pero no debe poner la palma de la propia mano o pasar el Prana sobre otra persona en las primeras etapas de práctica, o de lo contrario, podría salir perdiendo. Lo poco que haya uno ganado mediante el sadhana, puede agotarse con tales interferencias. Por entusiasmo, es probable que uno disipe su Tapas en esa forma. En etapas avanzadas, cuando uno está lleno de poder, no existe, por supuesto, tal peligro, porque uno no puede agotar el océano por ninguna cantidad de agua que saque, solo si la reserva de agua es un pozo pequeño, hay peligro de que quede vacío. 
Esta es la razón por la cual muchos buscadores no permiten a la gente postrarse ante ellos y tocar sus pies. Esta regla no se aplica a las almas avanzadas, pero los sadhakas definitivamente deben ser cuidadosos. El arrastre gravitacional de la tierra, hala hacia abajo el Prana, y éste tiende a pasar a través de las extremidades del cuerpo. Los brahmacharins y, algunas veces, también los sannyasins, son vistos con frecuencia poniéndose sandalias de madera, las cuales no son conductoras de electricidad, como protección contra este suceso natural. Si alguien toca el pie de un estudiante, el Prana que él ha conservado puede pasar al otro por el contacto.

El Prana puede agotarse por mala dirección o por uso excesivo. Que el Pranayama continúe lento y que nadie se acelere en la práctica.
El Pranayama no debe practicarse después del alimento. Es mejor antes de las comidas, con el estómago vacío. No se debe producir ningún sonido durante la inhalación y la exhalación. Al estar sentados, es beneficioso estar vuelto hacia el Este o el Norte. Hay ciertas señales que indican el éxito que uno pueda tener en Pranayama. No hay duda de que estas señales no pueden ser vistas en personas que han practicado la técnica por corto tiempo. Un brillo en el cuerpo, nueva energía, fuerza inusual, que no puede disminuirse fácilmente por fatiga, y ausencia de pesadez en el cuerpo, son algunas de las indicaciones de progreso en Pranayama.

Extracto del libro El Sistema Yoga.
-Swami Krishnananda-

03 septiembre, 2017

El Hinduismo y su actualidad I

Múltiples Hinduismos

Lo primero que sorprende en el hinduismo es la enorme diversidad de sus manifestaciones. Hay hindúes politeístas, henoteístas, monoteístas, panteístas, deístas y ateos. Los hay monistas, dualistas y pluralistas. Hay hinduistas que no creen en la liberación del ciclo de las reencarnaciones y otros que ni siquiera creen en la reencarnación o la interpretan simbólicamente. Unos buscan la salvación por el conocimiento, otros por el control del cuerpo y de la mente, otros por la devoción, los rituales o el servicio desinteresado. Hay muchos dioses distintos, muchas sectas, corrientes, teologías, filosofías y maestros con doctrinas o enseñanzas diferentes e incluso contradictorias. 

En el hinduismo conviven la contemplación mística y los sacrificios sangrientos, la metafísica más sutil, las ciencias empíricas y las supersticiones más burdas. Cada fiel, según sus circunstancias y preferencias, selecciona unos u otros elementos y se hace su propio Hinduismo. Hay muy pocas cosas aceptadas universalmente por todos los hinduistas; la más característica de ellas es, como veremos en el apartado siguiente, la creencia en los Vedas como revelación suprema. Pero las doctrinas de estos textos son tan variadas que han servido para fundamentar muchas formas distintas de religiosidad, todas ellas hinduistas y ortodoxas. Esta gran diversidad de creencias, prácticas, instituciones, etc., ha llevado a algunos especialistas a afirmar que el hinduismo no es una religión, sino un conjunto o familia de religiones. Pero los propios hinduistas se consideran miembros de una tradición común, y parece justo tener en cuenta la autocomprensión de los fieles cuando se quiere entender un sistema religioso. 
Muchos de ellos rechazan el término "Hinduismo" de origen extranjero y llaman a su religión "Sanatana Dharma", la "Ley Eterma". 


Lord Ganesha, una de las principales deidades
del panteón hindú



Esta "ley" única, válida para todos, adoptaría múltiples formas, todas válidas, cada una de ellas más adecuada para una clase de personas según su temperamento, grado de evolución espiritual o circunstancias personales. Los más exclusivistas nunca se considerarán representantes únicos del verdadero Hinduismo, sino, a lo sumo, exponentes del Hinduismo más elevado, del camino más directo para liberarse del ciclo de las reencarnaciones. 

La esencia del Hinduismo:

¿Qué es lo que tienen en común todas estas variedades de Hinduismo? Hay algunos elementos compartidos por todos los hinduistas como un ejemplo de creencia en un cosmos ordenado moralmente. Pero esta es una creencia aceptada por muchas religiones y algunas cosmovisiones no religiosas, no es una creencia únicamente hinduista. En el apartado 1.1 hemos dicho que el Hinduismo es una religión. ¿Qué es lo que la distingue de todas las demás religiones? ¿Cuál es su diferencia específica? Toda religión tiene una o varias concepciones de lo divino. Lo divino es la realidad trascendente a la que debe someterse el hombre para alcanzar su propio bien. Una persona religiosa es una persona que cree en algo divino. La creencia en lo divino va unida, según la definición, a una idea del bien del hombre y a unas prácticas o actitudes mediante las cuales se expresa la sumisión a lo divino. 

Hay concepciones muy diferentes de lo divino (como personal o impersonal, como uno o múltiple, etc.), del bien (bienes relativos o absolutos, mantenimiento de un orden precario o paso de un modo de existencia insuficiente a una existencia plena) y de la sumisión a lo divino (fe, sabiduría, concentración, conducta moral, rituales, etc.). 

Para cada religión lo divino se manifiesta a los hombres de modo eminente a través de una determinada mediación: para los cristianos, Dios se revela definitivamente en Jesús; para los musulmanes, en el Corán; para los chamanistas, lo divino se manifiesta en las visiones de los chamanes; para los budistas, en la iluminación de Buda. Esa particular revelación de lo divino constituye el punto de referencia central y originario de cada religión, lo que la distingue de todas las demás. En el caso del Hinduismo, todos los fieles creen que la revelación divina que se halla en la base de su religión es la que se recoge en los Vedas. La aceptación de la autoridad última de los vedas es la única creencia compartida por todos los hinduistas y sólo por ellos. Es el núcleo esencial, la esencia del Hinduismo. Se puede definir, pues, el Hinduismo como la religión cuyo punto de referencia básico es la revelación de lo divino en los Vedas. Y será hinduista el que crea en la autoridad de los Vedas, el que se identifique con la tradición religiosa que arranca de los Vedas.

Extracto de El Hinduismo y su Actualidad, de Javier Ruiz Calderón.-

Javier Ruiz Calderón, doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid 1992), con una tesis sobre El Yoga del Conocimiento. La práctica del Vedanta no dualista en la Obra de Swami Krishnananda (inédita). Especialidades: filosofía de la religión; filosofías y religiones de la India; Sánscrito y Cultura India. Ha sido profesor de Historia de las Religiones en la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) entre 1992 y 2003 e investigador en el Instituto de Filosofía y Religión "Jnana Deepa Vidyapeeth" (Pune, India) entre 2003 y 2006.Miembro de la Sociedad Española de Ciencias de la Religión, el Instituto de Indología (Madrid), el Bandharkar Oriental Research Institute (Pune, India) y la Sociedad Académica de Filosofía.Colaborador habitud en el Seminario de Filosofía de la Religión del Instituto de Filosofía del CSIC. Socio fundador de la Sociedad de Estudios Índicos y Orientales.

01 septiembre, 2017

El Yoga y su alcance

Yoga y trabajo interior

El Yoga es tan antiguo y a la vez tan actual que Mircea Eliade -practicante de yoga- se refirió a él como «un fósil viviente». Es, sin duda, la técnica liberatoria más antigua del mundo, pues el Yoga arcaico (que ya disponía de eficaces métodos para conducir la mente a un estado de conciencia superior) es muy anterior a la penetración de los arios en la India.
Los primeros yoguis se adentraron en la búsqueda interior con el afán de conectar con conocimientos de orden superior y poder acceder a regiones ignotas de la mente. En el transcurso de los años fue configurándose un cuerpo amplísimo de enseñanzas, métodos, técnicas y prescripciones para la auto superación, la evolución de la conciencia y la conquista de una mente superior a la que el Yoga denomina supramundana, por situarse más allá de las apariencias.
Por su propia experimentación personal, los yoguis fueron concibiendo y ensayando toda clase de métodos de autoconocimiento y autodesarrollo, así como técnicas muy específicas para la contención del pensamiento, el cultivo armónico de la atención, el acrecentamiento de la conciencia, la purificación del inconsciente, el control psicosomático, el desarrollo de la visión esclarecida y la reunificación de las energías dispersas. Como lo más cercano a un ser humano es su propio cuerpo, su mente y las energías que animan a ambos, el yogui convirtió su complejo psicofísico en un laboratorio para efectuar su trabajo, poniendo en práctica innumerables procedimientos para armonizar el cuerpo, la mente y las energías y poder conquistar un tipo de percepción (yóguica) liberadora muy diferente y muy superior a la percepción ordinaria, siempre sometida a error.




El yogui emprendió sin tregua el trabajo sobre sí mismo, al que denominamos, por su carácter, trabajo interior. Se trata de una práctica minuciosamente llevada a cabo para poder conocer la naturaleza real que reside en uno mismo y para aprender a conocer y regular la propia realidad interna. Se trata de superar la ignorancia básica de la mente y de desplegar todos los potenciales internos para superar la desdicha, procurar un sentido de aprendizaje interior a la vida y mejorar las relaciones con uno mismo y con los demás.
Este trabajo es integral, o sea, que se realiza sobre todos los componentes del ser humano: cuerpo, cuerpo energético, órgano psicomental (mente y emociones) y comportamiento. Se conoce ese trabajo interior que es el entrenamiento yóguico como sadhana o práctica espiritual.
El sadhana tiene por objeto la evolución consciente, el autoconocimiento y el autodesarrollo, para beneficio propio y ajeno. En este trabajo sobre uno mismo, el practicante encontrará no pocos obstáculos, pero también buenos aliados internos. Entre los obstáculos se encuentran no solamente las circunstancias externas adversas y el entorno inapropiado y las vicisitudes de la vida, sino también los que derivan del desequilibrio orgánico y de la inarmonía psíquica. Son obstáculos el desasosiego, la pereza, la negligencia, el descontento, la ofuscación, la avidez, el odio y tantos otros, a los que hay que sumar el propio inconsciente desordenado, caótico y el cúmulo de viejos patrones, heridas psicológicas, traumas y frustraciones. También son obstáculos los enfoques incorrectos, los estrechos puntos de vista, el apego a las ideas.
A menudo es la propia mente uno de los escollos más difíciles de superar, porque hay que ir limpiándola de esa ofuscación o ignorancia básica que genera innumerables emociones insanas, del mismo modo que hay que ir aprendiendo a contener el pensamiento neurótico y descontrolado que es fuente de avidez, odio y, en suma, de una gran masa de sufrimiento para uno mismo y para los demás. 

Todas las técnicas del Yoga (incluidas las del Yoga psicofísico) apuntan a la mente para sanearla e iluminarla. De una mente ofuscada todo lo que se deriva es nocivo. Hasta que se somete uno al sadhana adecuado, la mente está dominada por innumerables condicionamientos (muchos de ellos inconscientes) que falsean su visión, ya que ésta está densamente velada por tres «oscurecimientos»: el interpretativo, el reactivo y el imaginativo. La visión liberadora va desencadenándose en la medida en que la mente se purifica, los condicionamientos se resuelven y la percepción se esclarece.
Pero si bien los obstáculos no son pocos en esta senda hacia la paz interior y la sabiduría, también hay dentro de uno mismo un buen número de aliados que se desplegarán para colaborar en la conquista de la quietud y el conocimiento liberador. Son simientes de iluminación que es necesario cultivar para que maduren y reporten sus excelencias. Estos aliados, denominados factores de crecimiento o iluminación, son entre otros: el esfuerzo correcto, la atención vigilante, la ecuanimidad, el sosiego, el contento y la visión lúcida.
Estos factores de iluminación colaborarán de manera eficaz en la superación de uno de los más graves obstáculos, el del ego o la autopersonalidad, que nos desvía de nuestra naturaleza original y nos somete a esclavitud.




Los condicionamientos inconscientes reaccionan generando a menudo el «charloteo» mental, ese pensamiento mecánico y confuso (en las antípodas del recto pensar) que es el ladrón de la felicidad. Tengamos bien presente que la primera definición del Yoga por escrito es «el control de los pensamientos en la mente»; así, todos los procedimientos yóguicos ponen su empeño en controlar los pensamientos mecánicos y neuróticos, para poder conocer un tipo superior de mente que nada tiene que ver con la mente ordinaria, al que se denomina unmani o no mente.

Como el trabajo interior o sobre uno mismo tiene un carácter integral (se extiende a todos los elementos que conforman al ser humano), comporta:
  • Unos ideales yóguicos que son asiduamente cultivados.
  • Un buen número de técnicas psicofisiológicas para intensificar el control psicosomático y mejorar psicofísicamente a la persona. 
  • Un nutrido arsenal de técnicas psicomentales, entre las que se encuentran la retracción de los órganos sensoriales y el recogimiento interior, la concentración, la meditación, la auto indagación, la contención del pensamiento y muchas otras.
  • El cultivo de una adecuada actitud vital, que debe ser trasladada a la vida cotidiana, apuntalada en la atención consciente, la ecuanimidad, el sosiego y la compasión. 
Una ética natural, que estriba en poner medios para que las otras criaturas sean felices y evitarles el sufrimiento. 

Este sadhana (ejercitación) integral compete, pues, al cuerpo, al cuerpo energético, al órgano psicomental y al comportamiento con nosotros y con los demás. El trabajo sobre el órgano psicomental adquiere gran importancia, pues somos aquello que pensamos y sentimos, ya que lo que hay dentro de nosotros tiende a emerger a través del comportamiento. Incluso el Yoga psicofísico (Hatha Yoga) pretende con sus numerosas técnicas no sólo beneficiar los cuerpos físico y energético, sino también favorecer el dominio de la psique.
Este trabajo integral se traslada a la vida cotidiana y el practicante debe tomar su existencia como una práctica interior, tratando de: 
  1. Hacer lo mejor que pueda en cualquier momento y circunstancia.
  2. Hacer con atención consciente y con destreza, sin dejarse alienar por la acción.
  3. No obsesionarse por los resultados, pues los mismos, si han de venir, lo harán por añadidura.
  4. Tratar de que la acción sea menos personalista y egoísta.
  5. Convertir la vida cotidiana en un maestro, aprendiendo a bregar sabiamente y con actitud adecuada con los acontecimientos, circunstancias y situaciones, poniendo en marcha la atención consciente y la firme ecuanimidad. 

La práctica de las técnicas yóguicas va transformando al practicante y le enseña a modificar sus viejos modelos de conducta mental cuando estos son nocivos o perturbadores, para poder conseguir una renovada y más armónica forma de sentir y sentirse.


El Gran Libro del Yoga.
-Ramiro A Calle-

31 agosto, 2017

El pensamiento de la India II

Todos los estudiosos de la filosofía Oriental coinciden en afirmar que la India antigua nos ofrece el espectáculo de la más amplia libertad de pensamiento que haya conocido la historia de la humanidad. A pesar de la rigidez de los cuadros sociales, a pesar de la organización jerárquica en castas dentro de las cuales se nacía y moría, a pesar de las exigencias rituales a las que era necesario someterse para no ser declarado impuro, el hombre indio gozó de una libertad absoluta para resolver los problemas de su espíritu y para exponer las soluciones que encontrase. La casta brahmánica, que se consideraba depositaria de una tradición eterna e inmutable, fijó en sus leyes, escrupulosamente, las sanciones de que se harían pasibles quienes violasen aquella tradición. 

Los Brahmanes se consideraban dioses, y así lo declaraban; pero la adhesión que reclamaban no iba más allá del reconocimiento de sus privilegios de casta: bastaba, para no chocar con la tradición brahmánica, admitir verbalmente la infalibilidad de los Vedas. Los Brahmanes no dejaban al hombre indio el goce de la libertad física: era preciso comer esto o aquello, saludar de esta o aquella manera; pero le abandonaban el mundo de las ideas. Todo lo fisiológico, todo lo externo estaba legislado, pero la actividad espiritual podía desenvolverse sin la coacción de las normas y sin el temor de la sanción. No había delitos de pensamiento, y esto significa que el pensador no estaba al servicio de un sistema social y ni siquiera al servicio de un sistema político. Nadie, ni en las leyes ni en los hechos, fue condenado en la India antigua por sus ideas.



Vicente Fatone en uno de sus viajes a Oriente


El filósofo aspira a ser un curador de almas; de la verdad dice que es una medicina, y de los maestros dice que son los mejores médicos. No puede extrañarnos, ahora, que la mentalidad india haya acusado a Sócrates, a Aristóteles, a Platón de no ser sino "pensadores secos y buscadores de la verdad sin ninguna inspiración amorosa hacia la multitud que sufre".
Esta aproximación entre medicina y filosofía puede ser comparada con la actitud de Descartes, quien en su Discurso y su correspondencia nos dice que había resuelto dedicar "toda su vida a adquirir de la naturaleza un conocimiento tal que le permitiese obtener normas para la medicina", pues la salud era "el primer bien y el fundamento de los bienes de esta vida". También él tuvo la preocupación por prolongar la vida sin dolores y sin decadencias, aunque terminase por confesar que en vez de encontrar los medios para conservar la vida, había encontrado otro "más fácil y seguro: el de no temer la muerte". 

Esta filosofía no se resuelve en una explicación del dolor y de la muerte que habían sido uno de sus puntos de partida: aspira a suprimirlos. En sus primeras respuestas ofrece al hombre una segunda vida en el mundo de los antepasados. Pero si esa segunda vida comenzaba, también debía tener término.
El pensamiento indio no quiso renunciar nunca a esa otra certeza: todo lo que comienza perece, aun cuando sea la vida en el mundo de los antepasados o de los mismos dioses. A lo que aspiraba era a una realidad que no tuviese comienzo. La supervivencia no ofrecía la seguridad de la liberación. 
Los distintos sistemas querían alcanzar una realidad a la que no se ingresase como intruso sino en la que ya de alguna manera se estuviese participando desde la eternidad: el hombre no podía evitar la muerte sino porque él mismo era una realidad sin comienzo, absoluta, inmutable. Hombre soy y nada divino considero ajeno a mí: este podría ser el lema de la filosofía india. 

Sea que lo absoluto se llame Nirvana o se llame Brahma, siempre se concluirá diciendo que ese absoluto es el hombre mismo y que tiene su ilustración en el espacio infinito que todo lo invade y no conoce ni nacimiento ni muerte, que no es afectable por el tiempo, y que es lo único que del mundo queda cuando al final de un período cósmico el mundo es destruido. 

El hombre indio vio en el sueño, más que una imagen de la muerte, una imagen de la salvación. En el sueño con ensoñaciones existía aún el dolor, aunque atenuado, y también existía la responsabilidad moral: en los primeros Himnos Védicos este hombre pedía a los dioses que le perdonasen también los pecados cometidos durante el sueño. En el sueño sin ensoñaciones, profundo, el espíritu subsistía y actuaba, aunque su acción no fuese consciente: ese sueño era otra de sus manifestaciones y no podía prescindirse de ella para estudiar la totalidad del espíritu. 

Por esa razón el hombre indio no quiso considerar nunca la conciencia como manifestación forzosa del espíritu y ni siquiera como su manifestación más alta. Desde las más antiguas Upanishads, los primeros filósofos se empeñaron en descubrir el sentido del sueño profundo, de esa manifestación del espíritu en que nuestro padre ya no es nuestro padre y nuestra madre ya no es nuestra madre, en que ya no es mendigo el mendigo ni es asceta el asceta y en que ni el bien ni el mal nos persiguen, porque estamos más allá de todas las ansias del corazón, sin que nuestro espíritu haya dejado de ser. 
El estado de sueño profundo, como el de sueño con ensoñaciones y el de vigilia, debían ser investigados, y la técnica Yoga fue la encargada de proporcionar un medio para provocar en rápida sucesión voluntaria todas las manifestaciones psíquicas. 
Lo importante era, para el hombre indio, no confundir el espíritu con ninguna de esas manifestaciones, aunque su tendencia más frecuente, o la primera, fue la de confundirlo con el estado de sueño profundo, porque se trataba de aquel en que el dolor no era posible y en que tampoco era posible nada de lo que caracterizaba al mundo de la caducidad y de la muerte. Pero ya en el mismo pensamiento upanishádico se insinúa que la última realidad del espíritu está más allá de los tres estados y que esa última realidad, ni consciente como la vigilia, ni inconsciente como el sueño profundo, es el objeto de la salvación que nos había movido a filosofar. 

La actitud hipercrítica, que fue convirtiéndose en la nota más importante de la filosofía india, se aplicó también a la investigación psicológica y a las técnicas que creyeron poder ofrecer la salvación mediante una gimnasia respiratoria o mediante el ejercicio que consiste en producir imágenes visuales con colores distintos a los del objeto real que ha sido percibido. Pero esa actitud no podía sostenerse indefinidamente, ni era capaz de infundir mayor vida a los sistemas: durante siglos se insistió en ella, hasta que el pensamiento pareció extenuarse. Los sistemas, ya sin un pensamiento que los animase, quedaron convertidos en esquemas, admirables por su complejidad y por su textura, pero, en definitiva, nada más que esquemas. La gran aventura del espíritu indio -una de las más grandes y hermosas del espírita humano- había terminado. En adelante sólo ofrecería una taumaturgia de feria ante la cual el mismo hombre indio sonríe con tristeza, o la labor profesional desde la cátedra, que es, sí, un justo orgullo de la India contemporánea.

Fuente:
Artículo publicado por Esteban Ierardo en su espacio web Temakel, sitio de cultura dedicado a las riquezas del mundo del Mito, el Arte y el Pensamiento.
Las presentes citas pertenecen a Obras Completas Vol. VI, Ensayos sobre Hinduismo y Budismo, de Vicente Fatone. Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1972.

Vicente Fatone, su bibliografía: Ensayistas y filósofos de Argentina

30 agosto, 2017

El pensamiento de la India I

Hinduísmo, documental


India, tierra de faquires, de gurús, de yogis, de renunciantes. Haz de religiones, universo de misterios profundos, de oscuro simbolismo para los no iniciados.
Cuna de la espiritualidad y del misticismo. Esperanza de hallar respuestas a los enigmas que angustian a la humanidad, refugio, retiro, peregrinación a las fuentes, búsqueda de la divinidad.
Universo de contrastes y de contradicciones. Conglomerado de sensibilidades y de estados anímicos y una de las grandes culturas de la humanidad.

Algunas de las más relevantes formas religiosas del mundo han germinado en el fértil subcontinente: el Hinduísmo, el Budismo, el Islam y el Cristianismo.
Las dos primeras se gestaron aquí, asimismo existe una larga lista de grupos, minorías y corrientes religiosas: Shivaísmo, Visnuísmo, Krisnaísmo, Shaktismo, Tantrismo.
El Hinduísmo representa una evolución desde las creencias y prácticas de la civilización pre-aria hasta el intrincado armazón de las esperanzas y hábitos proteicos, teorías, razonamientos, registros, formas y fórmulas que siguen vigentes en la actualidad.





Hay, sin embargo, ciertas ideas directrices, pensamientos dominantes, hondos vínculos dinámicos que engarzan los distintos momentos y vaivenes.
La unidad del Hinduísmo no es la de un cuerpo de doctrinas inalterable o la de un almacén consolidado de creencias sino la unidad de una vida que fluye.
Lo que se conoce como Hinduísmo es la consecuencia de una espectacular metamorfosis de la que somos contemporáneos, puesto que se prolonga aún hoy. Sin cesar, desde hace 3.000 años, han ido a mezclarse en el crisol Indio la sabiduría del Veda, las experiencias místicas, las reflexiones de los filósofos, los sueños y las obsesiones de la religión popular, sin olvidar las múltiples influencias cristianas, musulmanas, budistas o racionalistas a la manera Occidental, que la historia a aportado a este subcontinente.

25 agosto, 2017

Fisiología Sutil

Los siguientes conceptos relativos al cuerpo sutil se analizan someramente para explicar su significado relacionado con la práctica del Prânâyâma. 


PRÂNA 

Por el término sánscrito Prânâyâma, se conoce un extenso conjunto de técnicas para controlar el Prâna, concepto que significa a la vez energía y vida. Prâna es un término sánscrito para denominar la energía esencial del universo, y es concepto intraducible en toda su profundidad a nuestro idioma. Por otro lado Ayama significa controlar y expandir o alargar. De ahí nace el término para denominar el conjunto de técnicas de control de la respiración, Prânâyâma: control o expansión del Prâna, de la energía universal que recorre nuestro cuerpo. 

El Prâna se encuentra impregnando de vida, fuerza o actividad todo lo que de por si es inerte, inactivo. En la cultura científica, sus formas más conocidas son las distintas energías que contempla la ciencia: electricidad, magnetismo, energía atómica, etc. Sin embargo, tradicionalmente, el Prâna es el motor evolutivo que podemos encontrar en los cinco elementos de la naturaleza: tierra, agua, aire, luz y espacio vacío. Dada su gran variedad de manifestaciones, el Prâna podemos encontrarlo en todo aquello que nos proporciona fuerza y salud: luz solar, aire, agua y alimentos puros. Pero no solo en cosas concretas, también se halla en las emociones positivas (alegría, amor, serenidad), las acciones puras y el comportamiento correcto. El Prâna se halla íntimamente conectado con nuestros aspectos mental y espiritual. Por eso mismo, la concentración durante la ejecución de los ejercicios es fundamental.

Con todo, la fuente más importante del Prâna es la atmósfera. Por medio del Prânâyâma regulamos el Prâna en nuestro interior, a través de ciertos ejercicios respiratorios. De esta forma podemos influir en su adquisición del exterior y en su distribución dentro del cuerpo. 

El objetivo es doble: 1º cargarnos de energía vital que nos mejore la salud física, y 2º activar ciertas energías latentes en nuestro interior que nos puedan conectar con otra dimensión más profunda, con otra forma de “ver” la realidad. 

El Prâna dentro del cuerpo se divide a su vez en cinco categorías distintas (vayus, aires), dependiendo de sus funciones principales:

  1. Prâna Vayu, es la función de apropiación de energía y se asocia principalmente con la inspiración. Reside en el tórax. 
  2. Samana Vayu, es la función de asimilación de la energía; se asocia principalmente con los procesos digestivos. Reside en el vientre.
  3. Vyâna Vayu, es la función de distribución de la energía; se asocia con la circulación sanguínea y linfática, así como con el sistema nervioso. Se halla en todo el cuerpo. 
  4. Apâna Vayu, es la función de eliminación de la energía, asociada con la espiración y con todas las funciones excretoras del organismo. Reside en el ano.
  5. Udana Vayu, es la función de expresión de la la energía; se asocia con el habla y reside en la garganta. 

Distribución del Prâna


El funcionamiento equilibrado de Prâna y Apâna condiciona y asegura casi automáticamente el funcionamiento correcto de samana y vyâna. Pero, además, durante el Prânâyâma, se efectúa un esfuerzo especial para invertir la corriente de energía Apâna, por lo general dirigida hacia abajo, para atraerla hacia arriba y llevarla al encuentro de Prâna. Se considera que la unión de Prâna y Apâna proporciona resultados de particular importancia para la experiencia última del Yoga. 

NÂDÎS 

Según el Hatha Yoga, existen incontables canales sutiles o Nâdî en el cuerpo a través de los cuales Prâna puede entrar y salir. Hay muchos Nâdî, pero en el contexto del Prânâyâma solo se consideran los tres más importantes: Idâ, Pingalâ y Sushumnâ, que corren a lo largo de la columna vertebral. 

Sushumnâ corre en linea recta hacia arriba, por el interior de la columna vertebral, mientras que Idâ y Pingalâ cruzan de un lado a otro la columna varias veces (en algunas representaciones, como la de la figura, estas dos Nadî no se cruzan y corren paralelas a ambos lados de Sushumnâ). 

Idâ Nâdî pasa por la fosa nasal izquierda y representa la energía fría de la luna y el aspecto femenino del ser humano; Pingalâ pasa por la derecha y representa la energía caliente del sol y el aspecto masculino. 



Sistema de Nâdî


De forma ideal, Prâna fluye sin obstáculos a lo largo de todos estos canales, pero sólo cuando no están bloqueados por impurezas. Por lo general Prâna no puede alcanzar Suhumnâ y sólo fluye por Idâ y Pingalâ y, en muchos casos, con dificultad. Cuando Prâna y Apana, las energías masculina y femenina circulando por Idâ y Pingalâ, se unen gracias a la práctica del Prânâyâma, entonces Pranâ penetra en Sushumnâ y despierta a Kundalinî. 
El Sushumnâ o nâdî central se reconoce como el camino ideal para Prâna. Si Prâna fluye por este canal, se concentra tanto en el cuerpo que sus efectos se esparcen por todo el organismo de forma ideal. Cómo y dónde fluya Prâna en el organismo tiene una consecuencia directa para nuestro estado mental 

CHAKRAS 

Los Chakras, literalmente “ruedas” o “lotos”, son centros sutiles donde se condensa la energía primordial (Prâna). Aunque hay numerosos Chakras distribuidos por todo el cuerpo, siete son los principales, y se localizan a lo largo de la columna vertebral. 



Siete Chakras principales


  • Sahasrâra Chakra (loto de los mil pétalos), se localiza en la cima de la cabeza. Se trata de un centro psicoenergético de estructura luminosa compuesto de innumerables filamentos que se extienden hasta el infinito. Se corresponde con el nivel último de la realidad por un lado, y con el cerebro por otro. En Sahasrâra reside Shiva (purusha), la conciencia suprema. Cuando Shakti (Prâna o Kundalinî), la energía divina asciende a través de Sushumnâ, atravesando los demás Chakras y se une a Shiva, tiene lugar la iluminación, el samâdhi mas profundo.
  •  Âjñâ Chakra (loto del conocimiento), situado a la altura del entrecejo, detrás del hueso frontal. Funciona como órgano sutil encargado de transmitir y recibir comunicaciones telepáticas. Gracias a su actividad tiene lugar la clarividencia y otras facultades paranormales. Se denomina popularmente “tercer ojo”.
  • Vishuddha Chakra (loto de la pureza), se encuentra en la garganta, concretamente en la faringe y las cuerdas vocales; se conecta con el quinto elemento, el espacio vacío o âkâsha y, por tanto, con el sonido. Este Chakra controla Udana Vayu, especialmente a través de Ujjayi Prânâyâma.
  • Anâhata Chakra (loto del sonido místico), localizado en la zona del corazón y conocido también como hrid padma o hridaya kamala. Se asocia con el elemento aire; se conecta con las emociones y es preciso activarlo lo antes posible para evitar problemas físicos y emocionales que pueden surgir con la activación de los tres Chakras inferiores. Con su activación es posible oír el sonido místico denominado “Nâda”. 
  • Manipûra Chakra (loto de la ciudad de las joyas) o Nâbhi Chakra se localiza en el ombligo. Se asocia con el elemento del fuego y con el proceso digestivo a nivel físico. Se corresponde con el plexo solar. 
  • Svâdhishthâna Chakra (loto establecido en si mismo). Se localiza en los genitales, se asocia con el segundo elemento, el agua, y con el sentido del gusto. Más que ningún otro Chakra, éste se relaciona con el deseo y, especialmente, con el deseo sexual. 
  • Mûlâdhâra Chakra (loto raíz). Se localiza en la base de la columna y es el polo opuesto del loto de los mil pétalos. Si éste último representa la trascendencia, la omnipresencia divina y la liberación, el Mulâdhâra Chakra simboliza la inmanencia, la limitación física y las ataduras. Es la base y el soporte de los otros Chakras porque en él reside la energía divina denominada Kundalinî Shakti. 

KUNDALINΠ

En los Sistemas Tántricos, la energía divina (Shakti) se polariza en dos formas: una potencial o estática (denominada Kundalinî) y otra dinámica (denominada Prâna). Prâna es la responsable de mantener todos los procesos vitales, mientras que Kundalinî es la reserva ilimitada de energía que permanece enrollada en forma potencial en la base de la columna, en el Chakra inferior.


 Los tres Nâdî más importantes:
Idâ, Pingalâ y Sushumnâ


Tradicionalmente, se identifica a Kundalinî con el dinamismo, la fuerza evolutiva de la especie humana, aletargada en cada individuo. Es muy activa hasta la edad adulta, y luego se adormece, se hace latente. Por eso a Kundalinî se la representa en forma de serpiente, que simboliza la fuerza de la especie, situada en el Chakra Muladhara, debajo de los genitales. Esta serpiente se enrolla tres veces y media alrededor del linga, el signo de Shiva, el falo sagrado, encerrado en un triángulo con la punta hacia abajo, que simboliza el sexo femenino. Mas Kundalinî no es la sexualidad, ni el encuentro de los sexos, aunque está ligada a la sexualidad y se expresa a través de ella. El despertar y la activación de esta fuerza es uno de los elementos esenciales del Prânâyâma. 

Mediante la práctica constante, generalmente de años de esfuerzos, mediante el conocimiento y práctica de técnicas muy secretas, aplicadas bajo la vigilancia personal y continua de un guru, Kundalinî despierta y asciende por la columna vertebral, dirigiéndose al encuentro de la fuerza del individuo, del “yo real” (purusha) situado en la cima de la cabeza, en el Chakra Sahasrara. Cuando llega a su encuentro se produce un acontecimiento cósmico: el samâdhi más profundo. En todos los cuerpos yace dormida la misma energía, como un centro estático. 

En casos muy raros y aislados, Kundalinî puede despertar accidentalmente en forma espectacular y trasmutar todo el ser humano. Este despertar puede ser muy peligroso porque no es controlable por quien lo sufre. Muy diferente es su despertar parcial y progresivo, el cual no ofrece peligro para el que aplica las técnicas del Yoga. El que practica Prânâyâma no sólo asegura el control de las energías pránicas que penetran en él, se hace capaz de acumularlas y dirigirlas a voluntad, sino que puede beneficiarse de este dinamismo evolutivo y desarrollar su “creatividad” real. 


Kundalinî es un concepto que está rodeado de mucho misterio y superstición. Una interpretación más racional sobre Kundalinî identifica esta fuerza con la ignorancia esencial (avidyâ) que reside en todo ser humano. Más que una fuerza cósmica a desarrollar, se trataría entonces del principal obstáculo psicológico residente en nuestro interior y que podemos eliminar dirigiendo Prâna a su encuentro. En este caso, es Prâna la energía que penetra en Sushumnâ, la que “quema” la ignorancia, eliminando los obstáculos que impiden su libre circulación a través del Nâdî central. De esta forma, el momento en que se quema Kundalinî es el mismo en que avidyâ deja de existir. Entonces Prâna puede entrar en Sushumnâ y lentamente moverse hacia arriba, hacia el encuentro con purusha, profundizando el samâdhi. En muchos casos, Prâna elimina a Kundalinî poco a poco y aunque puede circular por Sushumnâ, lo hace con dificultad debido a los bloqueos que aún existen. Esto significa que la mente oscila entre estados como dhyâna y samâdhi regresando de nuevo a estados de distracción.

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José Antonio Offroy, Profesor de Yoga.
Autor y administrador de Yogadarshana, Yoga y Meditación