En la postura correcta siempre hay relajación,
aunque se esté estirado totalmente. En asana hay que equilibrar actividad y
pasividad, esfuerzo y relajación. Cuando uno crea extensión y relaja, no hay
oscilación mental ni corporal. El equilibrio entre actividad y pasividad
transforma el cerebro activo en un testigo. Ello implica mantener pasivo el
cerebro y activas las células del cuerpo sin agarrotar los músculos.
Cuando sólo hay esfuerzo no hacen más que cargarse los músculos, que se cansan
debido al estiramiento excesivo, y aparece la lesión. La mente no está
equilibrada cuando la acción es forzada.
Relajación significa soltar la tensión muscular
innecesaria que hay en el cuerpo, lo cual permite dar firmeza al cuerpo
interior y que la mente se serene. ¿Pero cómo experimentar esta paz cuando uno
está luchando con el cuerpo? ¿Cómo experimentar esta serenidad cuando uno
siente dolores y molestias al aprender el asana? Ofreceremos algunas claves
acerca de cómo relajarse en un asana, como aligerar el cuerpo y cómo evitar la
rigidez y la dureza.
Empieza el asana soltando el aire hasta que sientas
un sereno estado de silencio en las células y en el sí-mismo. Inspirar es
tensión, espirar es libertad. Hay que realizar todos los movimientos con la
espiración. La espiración purga el estrés y la tensión del cuerpo.
Tras realizar el asana, y si quieres estirarte más
profundamente, espira y estírate de nuevo. Reajustar el asana tras la
espiración opera en el cuerpo orgánico interno, mientras que si se hace al
inspirar opera en el cuerpo físico externo.
Aunque un asana final puede juzgarse de manera objetiva sólo desde exterior,
está mantenida desde el interior. Después de lograr la postura final hay que
aprender a soltar el esfuerzo y la tensión de los músculos, y trasladar la
carga a los ligamentos y articulaciones para que puedan sostener el asana con
firmeza sin que la respiración haga vacilar el cuerpo.
Concéntrate en la relajación al mantener el
estiramiento, sin apretar nada, sino relajando y abriendo. Así se relaja tanto
el cerebro como el cuerpo. También debes relajar el cuello y la cabeza. Si
mantienes pasiva la piel posterior del cuello y la lengua blanda es que no hay
tensión en el cerebro. Eso es silencio en la acción.
En cuanto aprendas a relajar lengua y garganta, sabrás cómo relajar el cerebro,
porque también existe una conexión entre la lengua, la garganta y el
cerebro.
Paschimottanasana o Postura de la Pinza |
La tirantez sugiere una intoxicación que induce una impureza más generalizada.
Mira al Alma, no al ego. Si tienes la garganta tensa mientras haces asana o
pranayama, es que lo estás haciendo con el cerebro egoísta en lugar de con el
cuerpo. No aprietes los dientes o estarás "apretándote" el cerebro.
Mientras mantienes el estiramiento fíjate también en
los ojos. La tensión ocular afecta también al cerebro. Si los ojos están
quietos y silentes, el cerebro está quieto y pasivo. El cerebro solo puede
empezar a aprender cuando empieza a relajarse.
Cuando el cerebro está tenso y
nervioso, aparece el caos y el cerebro no comprende nada. Los ojos están cerca
del cerebro y su comportamiento refleja el estado de éste.
Cuando uno está confuso las cejas se arrugan, y los ojos muestran inestabilidad
y se estrechan.
Comprimir los ojos bloquea el cerebro y aumenta la tensión, si están anchos y
abiertos el cerebro está dispuesto y receptivo. Si los ojos están tensos, el
cerebro es el que hace el asana, y no el cuerpo. Si miramos con tensión en los
ojos significa que nuestros nervios ya están agotados y que nos estamos
esforzando de manera innecesaria, lo que hace que perdamos energía.
En la práctica de asana tratamos de generar y estabilizar nuestra energía, de
mantenerla y no desperdiciarla de modo innecesario. Relaja los ojos cuando
mires o estarás desperdiciando mucha energía.
Al trabajar en asana, si la acción se
"realiza" únicamente a partir del cerebro frontal, bloquea la acción
reflexiva del cerebro posterior. La forma de cada asana debe ser reflejada
hacia el cuerpo de sabiduría, para su reajuste y realineación, mientras que si
se realiza asana de manera mecánica desde el cerebro frontal, la acción solo se
sienten en el cuerpo periférico y no existe sensación interna, no hay ninguna
luz interior resplandeciente.
Si el asana se lleva a cabo en relación continua con la parte posterior del
cerebro, existirá una reacción frente a cada acción y habrá sensibilidad.
Entonces la vida no sólo es dinámica, sino que también está electrizada de
fuerza vital.
La luz y la vida de nuestra visión deben brillar en
todas partes. Finalmente, el ojo del alma, a menudo llamado "tercer
ojo", se establece entre las cejas, aunque un poco más alto. Si está
tranquilo, el alma también lo está, observándolo todo como un testigo, sin
verse afectada ni atrapada. Por ello, la piel de las cejas también debe estar
relajada.
La relajación empieza desde la capa externa del
cuerpo y penetra las capas profundas de nuestra existencia. El detalle y la
precisión del cuerpo conducen al dominio del arte de la relajación. Quien
conoce el arte de la relajación también conoce el de la meditación.
Tanto si vivimos en Oriente como en Occidente, en el Norte o el Sur, todos
sufrimos estrés y todos ansiamos descanso y relajación. Si uno se estira por
completo, también se relaja por completo. Fíjate un gato, un genio del
estiramiento y un genio de la relajación. Es "esfuerzo sin esfuerzo"
descrito por Patanjali también cuenta con otra importante cualidad:
ligereza.
Del libro
"LUZ SOBRE LA VIDA"
-B. K. S. Iyengar-
-B. K. S. Iyengar-